Palacio de la Ciudad con el estilo liberty, se presenta majestuoso en Plaza Progresso. Su planificaciòn fue confiada en el 1904 por el arquitecto palermitano Ernesto Basile, el major exponente de el liberty siciliano,
quien concibiò el edificio con la elevaciòn de un campanario, dentro una rìgida jaula de hierro forjado, estàn situadas las campanas que con sus campanadas marca la vida de los licateses.
El folleto, realizado pr intero en los años 30, està puesto sobre dos òrdenes.La parte inferior se presenta con la apertura de puertas y ventanas arqueadas similares a los palacios renacentistas florentinos. La parte superior, en vez, se presenta con superficie plana, dividida por ventanas que tienen timpanos tìpicos de el estilo liberty.
El interior se desarolla alrededor por un vestìbulo pequeño a cielo abierto, mientras una escala elegante de màrmol permite el acceso en el piso superior. En el pasillo estàn amurallados dos medallones, provenientes por la Puerta Grande de la ciudad, che rafiguran Antifemo de Rodi y Entimo de Creta, mìticos fundadores de La Gela antigua. Sobre el techo de la aula del congejo està representada en su majestuosidad el àguila, insignia de Licata, mientras en los paredes son colocades dos obras: un trìptico sobre tabla de la escuela antonelliana de la primera mitad del siglo XV, que representa “La Virgen con el Enfante y los Santos Caterina de Alessandria, Juan Battista, Alberto y Marta” y una pintura de el Ochocientos del licatese Antonino Licata que representa el desembarque de Juan de Procida en Sicilia durante los Vìsperas sicilianos del 1282.
En el cuarto del alcalde se almeceràn el Gonfalone con la insignia de la ciudad y dos palos de plata que representan el Senado de Licata y che todavì se usan por los ocasiones especiales y sobre todo por la fiesta del Santo Patròn.
Durante el desembarque Anglo-Americano en Licata, el 10 julio 1943, el mayor estadounidense Frank Toscani se asumiò el cargo cerca el municipio para gobernar la ciudad y ayudar los Licateses con sus necesidades, despuès la guerra. El mismo, entre otras cosas, a peticiòn de los licateses el donò una campana. Esto gesto inspirò al escritor americano John Hersey a escribir una novel con el titulo “Una campana por Adamo” que en el 1945 vinciò el premio Pulitzer.
